Una asesora con poderes

Ha pasado mucho tiempo desde la última entrada. Ya se ha acumulado bastante polvo virtual sobre esta pobrecilla "Pichanga Caliente". También han pasado muchas cosas desde entonces. La más importante sería nuestro matrimonio con Sopapiglobo... pero a eso le dedicaré un post conmemorativo.

Quisiera referirme a mi última experiencia como asesora-obrera del GBU: el Encuentro Zonal de las regiones de Valparaíso y la Metropolitana. Casi 70 jóvenes de distintas iglesias, universidades, carreras y edades. Dispuestos a dejar la familia un fin de semana largo, a perderse las actividades de la Iglesia, a perderse el discurso de la Presidenta el 21 de Mayo, a perderse, en suma, en las epístolas del apóstol Pablo a su hijo en la fe: Timoteo. El tema se titulaba: "De oveja a pastor". Gracia, discipulado, crecimiento. Compartir, trabajar y reflexionar. Reír, orar y jugar. Mi historia con GBU tuvo un vuelco con el primer zonal al que asistí. Y marcó toda la generación que asistió, a los cuales todavía veo en los eventos actuales.

También fue en un zonal la primera y única vez que fui "directora de día" y que hice callar una serenata. La primera vez que me tocó dar el tema... ah! los recuerdos.

Pero esta vez, fue la primera vez que no sabía a que iba. ¿Qué se supone que hace una asesora? Ya la primera noche, cuando vimos que era el GBU hablábamos de la famosa pirámide invertida, y uno que otro de los chicos me miraban con ironía y me señalaban igual como la "poderosa" dentro de la sala. Y eso me daba risa. Porque, analizando los "poderes" que tuve, tendríamos para una lista:
No PODER dormir todo lo que quisiera
No PODER ducharme cuando quiera
No PODER callar a los conversadores nocturnos
No PODER impedir el espíritu de danza
y quizás el mas grave de todos: no PODER estar con mi maridito.

Viéndolo desde ese punto de vista, soy una chica superpoderosa.
No sé si hice bien lo que no sé que tenía que hacer (lo más probable sea que me arrepienta de escribir esto), pero sí sé algo: valió la pena. Tuve un regalo que no se compara con los pequeños sacrificios de mi comodidad. Vi milagros.
Más de 60 jóvenes jugando como niños, levantando oración, cantando alabanzas a Dios, estudiando la Biblia, conociendo nuevos amigos, trabajando en equipo, tomando fuerzas para una nueva y exigente semana universitaria. Vi a jóvenes abriendo sus corazones y sanado las heridas de su alma. Los vi llegar cansados, los vi quebrantarse y los vi irse renovados en su esperanza. Vi la mano de Dios en sus vidas. Y Dios tocó mi corazón con ellos.

Por eso les dedico esta entrada, de todo corazón,
a todos mis héroes y heroínas
del Encuentro Zonal Centro 2007