29 marzo 2010

Pueden ser mejor oposición

Cuando enseñas Democracia, revisas que uno de sus componentes es la alternancia en el poder, ya que esto permite una "limpieza" del aparato burocrático y una fiscalización natural entre gobierno y oposición. Y después de los resultados que conocimos en febrero, las declaraciones de representativos de la Concertación apuntaban a ser una oposición defensora de todos los avances en materia social que la Concertación había conseguido, sobre todo en su último Gobierno. El terremoto cambió las prioridades políticas, claro está, y el "llamado a la unidad" del Presidente tenía un buen apoyo en esta emergencia. Pero pasada la sensación de hermandad que suele producir la "Teletón", y con el implacable paso del tiempo, era de esperarse que las diferencias emergiesen, pero de la manera más mezquina posible. Las últimas declaraciones de personajes de la concertaciónoposición suenan a pelea de jardín de niños (pero niños malcriados, pesados y malos). Cuando se acaban los argumentos salen a relucir frases como "Bachellet fue la culpable de la derrota electoral", "Les falta profesionalismo", "Les fue a dar permiso para que usen la violencia en el día del combatiente". Ya son tantas y tan seguidas, que escucharlas me revuelve el estómago. Peor es verlas reproducidas en bocas de mis amigos que juegan a ser opositores por sus partidismos y odios colegiales.
Pero lo que supera todo, es que podrían ser una gran oposición; y hablo del tamaño de sus aspiraciones y causas. Tienen la etiqueta de "derechos sociales" (la mejor, en mi opinión), todavía cuentan con el cariño que emana Bachellet y, prácticamente la mitad del país les querría de vuelta (recuerden que muchos votaron por Piñera sencillamente porque no querían de vuelta a Frei). Sin embargo, algunos muestran que pierden el tiempo en montar su propio show de victimización y acusaciones baratas.
Es tiempo, de que la Concertación se plantee metas y encuentre su alma si quiere volver a La Moneda en unos años más. Que sea oposición no para ellos, sino para nosotros, los ciudadanos y sobre todo para aquellos que son más vulnerables en las situaciones de poder.
En estos tiempos que corren, una oposición que construye es la mejor alternativa.

21 marzo 2010

Carta al Sr. Presidente

Exmo. Señor:

Gran tarea que le ha tocado: recibir el país en estas circunstancias, incluso con réplicas desde el mismísimo momento de asumir, por lo que, antes de proseguir, permítame expresarle mi más sincero ¡ánimo!
Debo comentarle, que no puedo obviar que usted ha sido el único presidente que puedo recordar (tengo casi 30) que ha mencionado a Dios, invocado su auxilio y se ha arrodillado antes de ser investido como presidente. Si tantos han querido fijarse en su faceta de hombre de negocios, yo celebro que sea usted (al menos eso creo) un hombre con espiritualidad, porque creo que le recordará, a fin de cuentas, que hay alguien mayor que usted a quien deberá rendir cuentas por su servicio al país. Cierto es, que para muchos, el hecho de ser creyente no es garantía de nada en absoluto; pero ha sembrado en mí, por las razones anteriormente expresadas, la esperanza... la esperanza de que todos sus discursos no sean palabras vacías; que la archi mencionada "reconstrucción" tenga cabida en nuestro itinerario nacional, y que este bicentenario, algún día, sea estudiado por los jóvenes chilenos cómo una época de revolución... para mejor, entiéndase bien, por favor.
Pero esas son mis esperanzas y yo le escribo a usted porque me parece urgente recordarle algo: usted se ha definido como un "servidor" público en varias ocasiones, mencionando que dicha vocación contó con el beneplácito de su padre y la objeción de su madre. Entre parentésis, que sabiduría la de su madre, fomentado la vida familiar, puesto que ¿cómo va a servir uno a la patria si no hay familias que compongan la nación?¿a qué va servir, a un emblema?. Volvamos al servicio público, porque ahora que está entrando en un circo de acusaciones de falta de profesionalismo, en la nostalgia por nuestra "matria", ahora que subirá el transporte y los políticos obcecados sienten que es la hora de su show, ahora usted debe recordar el objetivo que se había propuesto: servir. Y recuerde que es un camino duro y silencioso. No busque aprobaciones de su entorno o subir en las encuestas de popularidad. El servicio es amar, por tanto, le tocará sufrir. Para poder servir busque y levante equipos. Para perpetuar su servicio prepare a los líderes de mañana. Para poder servir mejor al prójimo, pase tiempo a solas con Dios; no ceda a la tentación de hacerlo solo porque le aviso desde ya que no podrá. Para servir dedique tiempo a estar con la gente. En sus equipos no se conforme con los mejores y con los excelentes, incluya a los soñadores, a los experimentados, a los visionarios, a los pobres y no olvide a la hija mayor de la patria: la clase media (y me refiero a esa que gana de 1 millón para abajo). Prefiera la diversidad con excelencia, y el Chile que somos todos será mejor.
Por último, me llamó mucho la atención que en una entrevista usted señalara que los evangelistas eran sus autores favoritos. No sabe cuanto me alegro aquello, porque ahí tiene al mejor modelo de todo lo que le he mencionado anteriormente. Claro está, que Jesús no era un líder político, ni tiene un fin que uno anhelaría para sí mismo (aprovechando que viene semana santa), pero trajo reconciliación entre nosotros, el mundo y Dios y plantó en varios aquello que algunos llaman el "deseo de ser mejor".