Mati MaTaTa

Mati Matata es una mujer muy especial. Alegre y divertida, con unos ojos oscuros y profundos y de esas miradas desequilibrantes que te dejan preguntándote: ¿qué estará pensando en este momento?. Es una buena amiga, hemos compartido importantes momentos juntas, entre los cuales recuerdo comidas, conversaciones, despedida de soltera, viajes al sur, campamentos del GBU, risas, oraciones, canciones y llantos. Hemos vivido de todo.
Creo que nuestra relación creció cuando compartimos nuestra afición a "Os Simpsons" (a Mati les gusta la pronunciación en brasileiro) y los pedazos de tecnología como los celulares. También es una mujer con fuertes constrastes: puede ser una rebelde sin causa cuando alborotea en medio de una conferencia o la más carismática cuando se cantan alabanzas o se bendicen los alimentos (Mati no puede comer sin la bendición). Es una de las fuentes de ternura más poderosas del GBU, como también fue escogida la "más coqueta" en el último evento. Y puede poner "patas pa' arriba" una pieza en un segundo y a la vez es muy metódica con sus horarios (se va "pata pa' bajo" si no se acuesta a la hora, etc).
¿Sentir envidia de ella? para nada. Me declaro una "maltidiana" sin problemas. De hecho, todavía no conozco a nadie que no halla sucumbido a sus encantos.
¿Que he aprendido de su amistad? El ser como niños para estar delante de Dios. Es una palabra muy poderosa y que ella encarna a la perfección. A veces me pregunto, eso sí, cuanta sabiduría puede habitar en sus días; o reflexiono cuán eternos son los designios que tenían su vida planeada. Sí, conocerla es una bendición. A mí me toca verla de vez en cuando y disfrutar su compañía, sus padres tienen el gozo y la bendición de criarla.
Hoy, que no es tu cumpleaños, ni tu mesario, ni te he visto en algunos días, me acordé de tí, Mati, y aprovecho de decirte "que tremenda mujer eres".