Meterme en la cocina es una de mis actividades favoritas. Jugar con la combinación de ingredientes, ver que sale algo algo agradable, que las personas que amas lo disfruten, no tiene precio. Han salido buenos y novedosos platos de mis apuros económicos (algunos no tan bueno, por cierto), poruqe la escasez de materiales pone a prueba la cratividad en la cocina. Pero creo que caí en una de las trampas del mundo moderno, una para la cual me había preparado, había estudiado para evitarla y me pasó a llevar. Lo instantáneo. Sopitas, puré, leche en polvo, salsas, platos varios, palomitas, etc. Me preparé con la cabeza, pero mi estómago llegó a mi corazón. ¿Se habrá metido desde ahí a mi sub consciente, para caer en algo tan obvio? No lo sé. Sólo que me asombra llegar a esa conclusión, ayer en la noche, de algunos problemitas que no estoy manejando muy bien en mi vida: buscaba las soluciones instantáneas.
Todo lo que vale en la pena en esta vida requiere tiempo, dedicación y esfuerzo (creo que en una parte de la película "Patch Adams" dice algo así: "No será fácil, pero nada que valga la pena lo es"). Quise buscar la poción mágica (¿podré echarle la culpa a Harry Potter d emis problemas?) y ahora que despierto -espero- me asombro de lo fácil que fue querer buscar lo fácil. ¡Qué trampa más sencilla!
"...porque también Cristo padeció por nosotros,
dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas".
1 Pe 2.21
No hay comentarios.:
Publicar un comentario